A principio de año los 5,09 millones de ciudadanos noruegos se volvieron “millonarios en teoría”, gracias al rendimiento que alcanzó el Fondo Global de Pensión del Gobierno de Noruega (un fondo soberano estatal) tras años de ahorrar los excedentes del petróleo e invertirlos en actividades productivas en varios sectores y países.
Reuters reseñó que el Fondo Noruego alcanzó por primera vez un valor de 5,11 billones de coronas noruegas (unos 828.660 millones de dólares), una riqueza superior a un millón de coronas por cada ciudadano del país nórdico, según la información que publica el Banco Central de Noruega
El Fondo, creado en 1990, fue diseñado para que el Gobierno noruego solo pueda gastar hasta 4% de su valor al año, pues está pensado para proteger la economía noruega de las volátiles fluctuaciones de los precios del petróleo y el gas, evitando los ciclos fiscales dañinos a la vez que se ahorra la riqueza presente para las generaciones futuras.
El excremento del Diablo
Noruega, que descubrió su petróleo en el Mar del Norte en 1969, ha comprendido como los ciclos de grandes ingresos por la renta petrolera son “seguidos por difíciles ajustes” fiscales, según explicó Siv Jensen, ministra de Finanzas noruega.
Pero el modelo de ahorro noruego no es exclusivo. En 1997 durante un seminario internacional sobre “Fondos de estabilización macroeconómica”, organizado en Caracas por el Banco Central de Venezuela y el Banco Mundial, la idea de ahorrar la riqueza petrolera estaba en discusión. En ese entonces el economista Ricardo Hausmann planteó un “Fondo de Estabilización Macroeconómica” que mejorara “la dinámica macroeconómica interna en un contexto de ingresos petroleros muy inestables. Ese es el asunto”.
Para alcanzar eso, propuso entonces Hausmann, “hay que estabilizar el gasto real, porque si no estabilizamos el gasto real a niveles que sean sostenibles en el tiempo, tendremos un tipo de cambio inestable: el tipo de cambio en Venezuela en los últimos 15 años (del período 1981 a 1996) ha estado fundamentalmente determinado por las crisis fiscales”.
Y antes de Hausmann el propio Juan Pablo Pérez Alfonzo, el padre de la OPEP, había manifestado los dañinos efectos del desbordamiento del gasto público a expensas de la riqueza petrolera.
“Esta carrera infernal, cada vez más peligrosa y desafortunada, significó mayor desbordamiento del despilfarro porque hacía más ineficaz el gasto (…) Todo ha resultado vano porque nunca se ha llegado a tener la claridad mental necesaria para comprender los efectos malignos de las divisas extranjeras, incapaces de ayudar a resolver los problemas nacionales. Por el contrario, ellas empeoran nuestros problemas, forzándonos a mayores compras en el exterior, con lo cual se ha ido condicionando indebidamente la vida y el modo de ser venezolano” explicaba Pérez Alfonzo sobre la República durante la década de 1970.
Lo que no fue
Tras la fuerte caída de los precios del petróleo en los 90, y con la llegada de Hugo Chávez al poder, la idea de la austeridad y la prudencia fiscal estaba bien instalada en la opinión pública.
A mediados de 1999, con Jorge Giordani como ministro de Planificación, se activó el Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM) para ahorrar. En ese entonces Giordani dijo que el Gobierno de Chávez aplicaba “el criterio de ahorro de las ardillas, que guardan nueces para momentos en que no consiguen alimento”.
Fue así como en diciembre de 2001 el FIEM contaba con 7.100 millones de dólares. Pero en 2003, tras la huelga general de dos meses de duración, el Gobierno utilizó el FIEM para cubrir el presupuesto. Se retiraron más de $6.000 millones y el FIEM quedó con $700 millones.
En los años sucesivos, mientras el FIEM pasó a llamarse FEM (Fondo de Estabilización Macroeconómica), el Gobierno incumplió los aportes de ahorro a la par que creaba otros fondos para gasto. En 2005 la Ley del BCV fue reformada y por esa vía se creó el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), que desde ese año ha recibido 110.000 millones de dólares, recibidos del ingreso petrolero de Pdvsa y el BCV (que también obtiene los dólares de Pdvsa).
Igor Hernández, coordinador del Centro de Energía del IESA, explica que “durante los años 2000 lo que se ha observado es la exacerbación de las distorsiones introducidas por la alta dependencia del mercado petrolero, y donde el Estado ha aumentado su participación dentro de la actividad económica”.
Y pese a esos ingentes ingresos petroleros, actualmente la República cuenta con $30 mil millones de dólares en activos en el exterior. Y de ese monto los activos líquidos suman $14 mil millones, según Barclays.
En la coyuntura actual, de una severa sequía de divisas en la economía, los dólares que se adeudan al sector privado representan 43% del monto total de las reservas internacionales, que a la fecha son 20 mil 785 millones de dólares.
Hernández señala que medidas como “el control de cambio, y el manejo fiscal procíclico han hecho que la volatilidad externa tenga mucho mayor impacto en el mercado interno, lo que genera mayor incertidumbre e impide desarrollar un sector industrial productivo”.
Pérez Alfonzo diagnosticó que “de no habernos dejado arrastrar por la locura del petróleo, nuestra situación sería mucho más firme y esperanzadora de lo que es en la actualidad. Habríamos mantenido una política de disminución de la dependencia del petróleo, ante la cual no estaríamos en los apuros de esperar que la Faja Bituminosa nos diera nuevo aliento”.
ERNESTO J. TOVAR