Un trabajo fijo es lo peor de la vida. La opinión de David Maillard, un experto en sistemas belga de 36 años que hace tres dejó su país natal para brindar servicios de desarrollo de sitios y de cloud computing a clientes de todo el mundo mientras vive y viaja por Brasil, resume simplificadamente el pensamiento de muchos nómadas digitales.
Se trata de jóvenes, generalmente de las generaciones Y y Z (es decir de hasta 32 años, aunque el caso de Maillard demuestra que los hay más grandes), que recorren el mundo de manera económica y aprovechan los recursos de la tecnología para estar siempre conectados y seguir trabajando a distancia. Son personas que pueden cerrar un trato en Buenos Aires desde una playa tailandesa o hacer una videoconferencia con un cliente texano sentados en un café cercano al Museo de Orsay mientras conocen gente interesante y se nutren de nuevas experiencias y formas de pensamiento.
“Me había quedado sin trabajo y pensé que era joven y no quería una vida aburrida en un solo lugar. De joven siempre he viajado. Cuando llegué a Brasil busqué un trabajo normal, pero fue muy difícil y empecé como freelancer. Los primeros meses fueron horribles. Estuve obligado a aceptar muy malas pagas por hasta 18 horas de trabajo por día. Pero esa es la manera de construir tu reputación y después podés elegir”, dice Maillard por videoconferencia. Hoy afirma que no cambiaría su forma de vida por nada. “Tal vez no recibo un gran cheque a fin de mes, pero compro mi libertad. No tengo jefes y estoy donde quiero cuando quiero. Sólo necesito contestar mis emails y tomar las llamadas de Skype. Es cierto que algunos clientes nuevos preguntan dónde estoy y tienen ciertos reparos, pero cuando ven que estoy disponible siempre se les van las dudas”, comenta.
Trabajar de esta manera parece un lujo para pocos, ya que la mayoría de los profesionales -y mucho más empleados y operarios- siguen atados a un lugar fijo de trabajo, pero en la Web hay varios ejemplos de jóvenes que indican lo contrario. De hecho, Dan Andrews y Alex McQuade, fundador y editor, respectivamente, de Tropical MBA, un sitio de servicios y networking para emprendedores, escribieron La guía del nómada digital: lanzá tu negocio desde cualquier lado en 30 días. Con experiencia de alrededor de siete años en el camino brindan claves para hacer posible la transición del trabajo de 9 a 18 a la ruta.
El modelo funciona con personas autónomas que se vinculan con algún eslabón de una cadena de valor. “Son jóvenes que nacieron con la computadora bajo el brazo, hacen un uso intensivo de las redes sociales y logran un equilibro entre sus deseos de viajar y relacionarse con gente y trabajar. Antes uno se tomaba un año sabático para viajar y no trabajar, ahora se combinan las dos cosas”, explica Sebastián Siseles, director regional para América latina de la plataforma Freelancer.com
La de Maillard es una de las profesiones que pueden ser ejercidas desde cualquier lugar. Además de programadores y consultores en servicios digitales y tecnológicos, entre los nómadas digitales hay profesionales relacionados con la educación, comunicación, traducción, el diseño, la fotografía y el marketing digital, entre otros. Son trabajadores del conocimiento en un mundo global.
La vinculación innata con lo digital se denota en que estos jóvenes usan todo tipo de tecnología, no sólo las que les permiten trabajar como las de conexión y plataformas de intercambio de servicios. Las utilizan para encontrar dónde vivir, por ejemplo en los sitios Airbnb y Couchsurfing, mediante los que pueden rentar desde habitaciones hasta sofás en casas de extraños. “También para moverse, por ejemplo, mediante el sitio de Uber y para educarse online. Habrá una explosión de los cursos a distancia. Khan Academy y UdaCity son dos plataformas de educación digital que están creciendo tremendamente”, asegura Siseles sobre el sitio creado por Salman Khan, egresado del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard que ofrece videos educativos gratuitos para escolares y sobre la empresa online que brinda cursos de tecnología brindados por empresas reconocidas del sector, respectivamente.
Carlos Biscay, director de la empresa de educación online e-ABC, apunta que la tasa de crecimiento de demanda del e-learning en América latina es del 14% anual, y que parte de su revolución se basa en que hay una nueva valoración de esta modalidad de aprendizaje. “Hace unos años, las opciones virtuales eran miradas como de menor nivel, pero hoy sabemos que pueden ser igual o más exigentes que los presenciales. Hoy, los títulos no hacen referencia a si son virtuales, presenciales o un mix”, asegura.
Las herramientas mencionadas marcan otra característica de la forma de vida de los nómadas digitales: la colaboración, que también se ve en que muchos recurren al coworking, es decir comparten la oficina, recursos tecnológicos y salas de reuniones con personas que pertenecen a otras empresas.
Para Paula Molinari, directora de la consultora Whalecom, que este año lanzará su nuevo libro Tu trabajo ideal, más que dominio de la tecnología, estos jóvenes deben conquistar su autonomía. “Se plantean su propio ritmo de trabajo y se organizan en torno de ellos. Tienen la capacidad de no tener un jefe cerca”, define.
No es para todos
Quien guste de ir a una oficina de 9 a 18 no va a encontrar satisfacción en el neonomadismo. La economía suele ser ajustada y, por eso, es esencial ser un excelente planificador. “Todo cuesta dinero, más cuando viajás. Necesitás recibir ingresos de diferentes fuentes. Además depende de vos construir tu red de contactos. Y siempre tenés que tratar muy bien a tu equipo tecnológico”, recomienda Maillard, que publicita sus servicios en Freelancer.com, entre otros canales.
“Otra limitante de este estilo de vida es que es difícil mantener algunas relaciones personales”, apunta Siseles. También hay que tener en cuenta que en el camino no siempre es posible ser tan productivo como desde una oficina.
En ocasiones son necesarios nervios de acero. Los esposos Jeremy y Sondra Orozco contaron sus peripecias como nómadas digitales (él está escribiendo un libro y ella es productora) durante seis meses en Vietnam en un blog del sitio de la plataforma de contratación de independientes oDesk. “Tuvimos nuestros momentos de pánico cuando nuestro lugar de trabajo fallaba. Cuando teníamos una mala conexión a Internet, nos faltaba intimidad para hacer una videollamada o nos sentábamos en sillas desvencijadas más bien aptas para una fiesta infantil pensábamos si tendríamos que irnos a una oficina tradicional”, relatan aunque aseguran que su experiencia fue positiva.
El concepto de nómada digital no es nuevo, pero su viabilidad es cada vez mayor y se da en un marco de una revolución más amplia delrepite trabajo y un mercado de repitetrabajo que acepta el cambio. “Es difícil tener un repitetrabajo regular en esta economía. Las empresas, presionadas por los impuestos, no quieren contratar gente y prefieren profesionales externos. En el futuro habrá más freelancers y nómadas digitales”, pronostica Maillard.
Aunque suelen echar raíces en algún lugar, estas personas siguen trabajando de manera independiente. “El nómada digital es un espíritu muy libre y es difícil emplearlo -asegura Siseles-. Los trabajos tradicionales no los atrapan, pero son buenos para las empresas porque ir por el mundo les da cierta macrovisión y creatividad que otros no tienen.”
La Nacion