Desde comienzos del 2014, el precio del petróleo se ha desplomado. Hace un año, el barril estaba en 105 dólares y ahora está en alrededor de 50.
La producción y el consumo de energía son componentes mayores de la economía global. La gran caída en el precio tiene un impacto significativo en Estados Unidos, tanto en utilidades de empresas como en empleo y gasto de capital. Aun así, alarmantemente ha habido mucha desinformación sobre la caída de los precios del petróleo. Un poco de contexto no vendría mal.
La economía de los bajos precios del petróleo es relativa y compleja. Considere estas preguntas: ¿Cuál es el impacto económico? ¿El decremento de los precios de los energéticos es bueno para los consumidores y los industriales, o los precios a la baja son un signo de alarma en la actividad económica? ¿Qué tanto afectará a las ganancias corporativas? ¿Qué significa para las contrataciones? ¿Y para su portafolio de inversión?
El impacto general con la baja en los precios de la energía se siente en dos factores. La respuesta inmediata es un decrecimiento de las utilidades del sector energético. Cerca de 10% de las ganancias del índice Standard & Poor’s 500 está en riesgo. Esta información es relativamente nueva, pues la caída comenzó en septiembre y todavía impacta en los mercados. El procesamiento de esta información ha creado miedo y volatilidad en el mercado, afectando los índices generales en casi 5%. Sin embargo, parece que sólo es temporal. Hay que observar cómo esto ha generado un aumento en la confianza de los consumidores y el gasto en mayores contrataciones corporativas así como más grandes gastos de capital a fines del 2014.
¿Qué genera este proceso? Hay tres aspectos que dirigen el precio de la mayoría de las materias primas, incluido el petróleo: el dólar, la oferta y la demanda.
Los precios en dólares
El mercado se comporta de manera inversa al precio de la moneda como reserva mundial. Cuando el billete verde cayó del 2001 al 2008, con una baja de 41%, el precio del petróleo aumentó cerca de 500%, de 22 dólares por barril a 147. Mientras el dólar ha aumentado 30% durante los pasados cinco años, el precio del crudo se ha reducido a la mitad, de 105 dólares a 48. Hay que considerar el dólar como una vara para medir al petróleo; cuando la regla cambia de tamaño, también lo hacen los bienes medidos con ella.
Demanda, el siguiente factor
Estados Unidos, principal consumidor de petróleo del mundo, que utiliza el doble de lo que consume China, no está mostrando su habitual repunte poscrisis. En conjunto con tasas de crecimiento más lentas en Asia y la continua debilidad en Europa, la demanda global se está ablandando. Un dato a resaltar: los estadounidenses condujeron automotores por un total de 2.764 billones de millas (casi 4.5 billones de kilómetros) en el 2014, de acuerdo con cifras del gobierno. Desde noviembre del 2007, la cúspide previa a la crisis, el total de millas conducidas por todos los vehículos cayó 3.65 por ciento.
Por el contrario, las ventas de autos híbridos crecieron. Estados Unidos tiene cerca de 3.5 millones de autos híbridos eléctricos, sólo por detrás de Japón. Las ventas de autos de diesel limpio crecieron 25% en los primeros seis meses del 2014, mientras que el total de ventas de autos se elevó sólo 4.2 por ciento.
Como combustible para la generación de energía, el petróleo está perdiendo su parte del mercado frente al gas natural, que es más barato, más limpio y seguro.
La oferta es la última parte. Dos cambios notables han ocurrido en la producción del crudo en Estados Unidos y el comportamiento de Arabia Saudita. La Unión Americana está produciendo cerca del doble del petróleo sobre lo que generaba hace años. En el primer decenio del siglo producía 5 millones de barriles por día; a fines del 2014, arriba de 9 millones de barriles por día. A este ritmo, EU podría volverse energéticamente autosuficiente en un decenio.
Arabia Saudita ha respondido a la caída de precios del petróleo de una manera diferente a las del pasado. Comúnmente su respuesta era recortar su producción. Esa reducción en la oferta era suficiente para subir de nuevo los precios. Esta vez ha elegido no hacerlo.
El impacto inmediato de los precios bajos en EU ha sido negativo. Hasta ahora, la explotación petrolera ha sido una fuente de empleo bien pagada. Cerca de 500,000 empleos fueron creados en el sector energético desde que terminó la crisis. El gasto de capital, en equipo de perforación y oleoductos, entre otros, ha sido fuerte. Pero con los precios a la baja, el gasto se ha reducido.
Sin embargo, los efectos son más positivos a largo plazo. Como todo en los mercados, los precios de los energéticos son por mucho un juego de suma cero. Las pérdidas de una compañía son las ganancias de otra. Mientas las compañías de exploración y perforación sufren una reducción de sus ganancias, la transportación, las ventas al menudeo y las utilidades se benefician por los menores costos del combustible. Eventualmente, el lado positivo de los menores gastos en energía reemplazará al corto plazo negativo.
El ajuste psicológico en los negocios y consumidores ante los precios bajos muestra un retraso en cambios de comportamiento. Las dudas sobre si el cambio es permanente detienen el consumo adicional. Pero mientras más tiempo los precios sigan bajos serán más significativos los cambios. Hay un repunte en las ventas de camionetas deportivas, las pickups y camionetones, vehículos de alto consumo vendidos principalmente por General Motors, Ford y Chrysler. Mientras más tiempo permanezcan bajos los precios, más de estas camionetas serán vendidas.
Observe a la nación de los conductores. Cada día que el barril de petróleo está por debajo de 50 dólares, los estadounidenses ahorran colectivamente arriba de 750 millones de dólares en gasolina. ¡Por día! Si los precios permanecen por debajo de 60 dólares hasta septiembre, eso les reportaría una ganancia superior a 300,000 dólares.
Si esto se mantiene por unos trimestres más, los consumidores y los empresarios notarán más dinero en sus bolsillos y hojas de balance. Esto beneficiará el consumo y el capital. La caída de los precios podría también darle un impulso al empleo.
Mientras Estados Unidos salió de una recesión, y hasta ahora ninguna otra se ve en el horizonte, ya tiene la manera de lograr beneficios económicos y aumentar las ganancias corporativas. Y esto es bueno para los portafolios de inversión.
El Economista