El Senado de Estados Unidos no logró hoy los suficientes votos para esquivar el veto del presidente Barack Obama al proyecto de ley aprobado hace unas semanas en el Congreso y que permitiría la construcción inmediata del polémico oleoducto Keystone XL.
Como era de esperar, los defensores del proyecto no fueron capaces de alcanzar el umbral de los dos tercios -67 votos- durante la votación de hoy, y se quedaron en 62 votos a favor (54 republicanos y ocho demócratas) por 37 en contra (todos demócratas).
Obama vetó la legislación el 24 de febrero pasado, haciendo uso de este privilegio presidencial por tercera vez en su mandato, algo que los senadores no han podido evitar dejando en sus manos la decisión sobre el futuro de la tubería.
“Después de desperdiciar un mes entero en un proyecto de ley que le permitiría a una empresa canadiense exportar petróleo extranjero a China como un favor de intereses especiales, el día de hoy los republicanos del Senado desperdiciaron más tiempo al pretender y fracasar en su intento de anular el veto del presidente Obama”, dijo el líder demócrata en la Cámara alta, Harry Reid.
“Deberíamos seguir el ejemplo de Nevada y crear empleos de energía renovable que no pueden ser trasladados al extranjero, y no desperdiciar el tiempo en dar beneficios a los intereses especiales”, agregó el senador.
Desde que la oposición republicana recuperó el control de las dos cámaras del Legislativo tras las elecciones del pasado noviembre, ha puesto una gran parte de sus esfuerzos en que se aprobara la construcción del oleoducto, que cuenta con cierto apoyo de la bancada demócrata.
Mientras los conservadores reiteran al presidente que la creación del tubo crearía miles de empleos, Obama se resiste a firmar su construcción al no haberse concluido todos los estudios de impacto medioambiental que está llevando a cabo el Departamento de Estado.
El oleoducto transportaría unos 830.000 barriles diarios de petróleo crudo sintético y bituminoso diluido desde la provincia canadiense de Alberta a diferentes lugares de Estados Unidos, incluidas refinerías de Texas en el Golfo de México, y un centro de distribución en Oklahoma.
EFE