Los avances de la ciencia han hecho posible imaginar un planeta impulsado de muchas formas, por ejemplo, creando electricidad a partir de la energía solar, de la eólica, de las mareas, del átomo y de las combinaciones entre ellas. Pero sabemos que es un proceso que no ocurrirá de la noche a la mañana, al menos de forma global. En las próximas décadas, necesitaremos seguir extrayendo la energía almacenada en las capas inferiores de la superficie de la Tierra, conocida como energía fósil.
De hecho, a corto plazo tendremos que extraer más petróleo y gas natural que nunca. Se prevé que haya un aumento del consumo de energía de un 50% en los próximos 25 años. A medida que avanzamos hacia al futuro, necesitamos aprovechar los hidrocarburos en formas que sean más eficientes, asequibles y protectores del medio ambiente.
Hoy en día, sólo podemos extraer un tercio de las reservas de petróleo existentes, dejando miles de millones de barriles en embalses. Eso es lamentable, ya que el costo de perforación de un nuevo pozo es de 100 millones de dólares. Un aumento sólo del 1,5% en la recuperación de los pozos existentes daría suficiente petróleo para abastecer durante medio año el consumo mundial, disminuyendo el cost0 del combustible, lo que se traduciría en una reducción en los precios de viajes, viviendas, alimentos y productos de consumo. Dicho de otra manera, necesitamos yacimientos de gas y petróleo más inteligentes.
Y esto significa recopilar y gestionar datos en tiempo real durante todo el flujo de producción, en grandes cantidades. Un campo de petróleo por sí solo puede generar el equivalente a 200 DVDs de datos útiles por día. Sacar provecho de esa información es fundamental para una mejor toma de decisiones sobre la exploración, producción y gestión de los recursos.
Una exploración más inteligente significa integrar y procesar datos geofísicos y de otras disciplinas para desarrollar modelos en 3-D de las reservas. Esto significa encontrar reservas de petróleo y gas situados bajo un terreno escarpado o en lo más profundo de los océanos, en lugares anteriormente inaccesibles. Repsol, en colaboración con científicos de todo el mundo, está utilizando una avanzada tecnología de IBM sobre imágenes sísmicas para identificar depósitos de petróleo y gas natural que las técnicas de imagen tradicionales no pueden revelar.
Una producción más inteligente significa conocer el volumen y la calidad de yacimientos de petróleo y de gas antes de empezar a perforar un nuevo pozo. Esto significa reducir al mínimo los efectos de la perforación y el riesgo de la exploración mientras se mejora la seguridad y la fiabilidad de las operaciones. Una empresa con sede en EE.UU. está utilizando datos sísmicos y la composición física de las rocas para crear una amplia e integrada visión de potenciales recursos.
Una gestión más inteligente de los yacimientos significa el uso de sensores conectados a las tuberías, las bombas y al campo completo, para generar datos que puedan compararse con las tendencias históricas y ser utilizados para optimizar su rendimiento. Un campo inteligente puede incluso funcionar por sí mismo mientras que es gestionado por un equipo “virtual” de expertos de todo el mundo. La empresa noruega StatoilHydro está vinculando la capacidad de detección en tiempo real con los sistemas analíticos que aumentan las tasas de recuperación de sus yacimientos de gas y petróleo.
Y ser más inteligente no sólo se refiere a saber gestionar. Se refiere también a anticiparse a los problemas antes de que ocurran y, en algunos casos, adaptarlos automáticamente para prevenirlos, de este modo se reduce el riesgo tanto para las personas como para el medio ambiente. Hoy tenemos la capacidad de infundir inteligencia al sistema con el que encontramos, extraemos y producimos nuestros recursos energéticos, y de sacar el máximo rendimiento a cada gota.
Construyamos un mundo más inteligente.
IBM