Tote Kuh. Así se dice Vaca Muerta en alemán. Pero nadie traduce el nombre: pocas veces una construcción en español se pronunció tanto en los despachos petroleros del mundo. La firma germana Wintershall, una de las patas de la gigante petroquímica BASF, empezó a operar formalmente esta semana el bloque Aguada Federal en Neuquén. Hoy arrancan las tareas de perforación en lo que representa un doble hito. Por un lado, será el primer pozo no convencional de la compañía, que opera en varios países pero jamás con horizonte shale. Por el otro, es el inicio formal de una sociedad sui géneris con una petrolera provincial, GyP, que por ahora no aportará dinero pero que, de lanzarse un plan intensivo de explotación, tendrá que empezar a “jugar en primera”.
“Es una apuesta fuerte. Queremos que la operación en Neuquén se convierta en un centro de excelencia y para eso vamos a aplicar todos los recursos posibles”, explicó a “Río Negro Energía” Gustavo Albrecht, director de Wintershall en la Argentina. La compañía abrió hace un mes una nueva oficina en un edificio céntrico de la ciudad, desde donde aspira a dirigir su flamante operación. Allí, en teleconferencia, este medio se comunicó con la primera plana nacional de la empresa.
La estrategia de la petrolera alemana tiene dos focos. Por un lado, aspiran a desarrollar el negocio de forma comercial, algo que ven viable por las características del Vaca Muerta aun en épocas de petróleo barato. Por el otro, buscan que esta experiencia sea una suerte de laboratorio para aplicar en distintos plays no convencionales a lo largo del mundo, especialmente en Alemania, donde el fracking dejó de ser un enemigo público.
En la primera fase del plan exploratorio se prevén invertir unos 110 millones de dólares, aunque la cifra no es definitiva. El calendario arrancará pasado mañana con la perforación del primer pozo vertical. La idea es hacer dos para luego pasar a una etapa más de fondo, con cuatros horizontales, explicó Darío Dube, gerente del área de no convencionales.
Pero en ese pedazo de desierto, en el corazón de la meseta neuquina, ya existe un pozo. Lo perforó GyP, la dueña de los derechos de exploración del bloque. La perforación tuvo sus dificultades cuando atravesó la formación Quintuco y terminó costando más de lo que se pensó inicialmente. Pero al fin y al cabo resultó ser un tester del potencial de la zona.
“Ese pozo nos permitió tener una caracterización geológica del reservorio”, explicó en perfecto español el alemán Harald Karg, a cargo del plan de desarrollo no convencional de la empresa. “Nos dio confianza, entendimos mejor la composición para optimizar la fractura”, enfatizó.
Wintershall buceará las profundidades de Vaca Muerta con pozos horizontales. “Creemos que tienen la mejor relación costo-productividad”, señaló Albrecht al tiempo que destacó el desafío que representará la logística. Por ahora proyectan perforaciones de entre 1.000 y 1.500 metros de recorrido horizontal y una decena de fracturas.
COYUNTURA ADVERSA
La petrolera recogió las llaves del yacimiento en un momento de plena incertidumbre. Aun con el precio del petróleo por el suelo y en un año electoral que se avizora complejo, seguirá adelante con su compromiso de inversión. “Creemos que estos precios van a durar uno o dos años. En tiempos petroleros eso es poco tiempo”, explicó el director de la firma.
Tampoco la coyuntura nacional representa una preocupación para la firma. “Los cimientos del negocio implican una visión de largo plazo”, indicó. Por otro lado, destacó el acuerdo con GyP para lograr el acceso al bloque. Fue el primero con carry que terminó en el desarrollo de un proyecto no convencional.
Los derechos del área son de la firma provincial, que sumó como socia a través de una UTE a Wintershall y le cedió, previo pago de 30 millones de dólares, el 50% del bloque. También se acordó que la alemana sea la operadora. GyP devolverá su parte de la inversión en la etapa exploratoria y el piloto (proyectado con unos 20 pozos) con el 60% de su parte de la facturación de petróleo.
Pero el contrato de acarreo (un tema que generó un álgido debate el año pasado en medio de la puja por la nueva ley petrolera) termina en la etapa de explotación. Si todo marcha según lo previsto, el desarrollo pleno implicará la perforación de unos 320 pozos, que costarán alrededor de 3,3 mil millones de dólares. La mitad deberá ponerla la empresa provincial, lo que será un desafío para su caja. Pero para eso falta.
Aunque ésta es la primera aproximación de Wintershall al shale, la empresa opera en la Argentina desde fines de los 70. Su principal activo está en la Cuenca Austral, en off shore. En un consorcio junto con la francesa Total y PAE manejan los proyectos en Caria y Aries, los dos bloques marítimos más importantes de la Argentina. En los últimos meses, se anunció una inversión conjunta que supera los 1.200 millones de dólares para avanzar en la Vega Pléyade, otro campo costa afuera.
Diario Río Negro