Petróleo: Crudo Panorama Para Colombia. Hidrocarburos

La economía colombiana ha sido sometida a la especialización en extracción de materias primas, y su dependencia a los precios internacionales de los commodities la vuelve altamente vulnerable. Sin ser un país petrolero (con menos del 1% de la producción mundial), Colombia se embarcó en la lógica de las ventajas comparativas y, al día de hoy, su economía depende en buena parte de la renta del crudo.

Para el año 2013, con un precio por barril WTI (petróleo de calidad similar al extraído en Texas, con precio de referencia cotizado en la bolsa de valores de Nueva York) igual a $98 dólares, la producción petrolera representaba el 8% del PIB colombiano y el 55% de las exportaciones del país.

En materia presupuestaria, los ingresos del sector minero energético al Gobierno Central fueron en el año 2013 de $26,5 billones, llegando a ser un total de $34,7 billones de pesos si se suman los aportes por concepto de regalías. ECOPETROL fue la punta de lanza del modelo, y para el 2013 su aporte al Estado fue de $33,7 billones de pesos, es decir, un 4,7% del PIB.

Los impactos del desplome de los precios internacionales del petróleo se perciben tanto en la reducción de los ingresos fiscales del país, como en la caída de la producción, la inversión, las exportaciones mineras y el crecimiento económico en general. Santos no contempló el duro escenario macroeconómico al trazar las metas de su segundo gobierno. Mientras el Plan Nacional de Desarrollo (PND) proyectó un precio de $87 dólares por barril para el próximo cuatrienio, los precios apenas alcanzaron un nivel de $50 dólares por barril para diciembre de 2014, sin percibirse un aumento significativo para el año 2015.

Estudios realizado por la ANIF [1] y el PNUD [2], los cuales realizan pronósticos más realistas que las cifras alegres planteadas por el Gobierno (aunque siguen siendo elevados y optimistas con respecto al panorama actual [3]), demuestran que el coletazo de los precios bajos del petróleo no está tan lejos. En materia de Inversión Extranjera Directa, mientras el PND pronostica pasar de 3,1% del PIB en 2015 a 4% del PIB en 2018, ANIF prevé que la Inversión Extranjera Directa se reducirá hasta ser 2.3% del PIB en la próxima década, y el PNUD dice que caerá hasta ser 0% para el año 2016. La producción minero energética pasaría de representar el 4,9% actual, a ser solo 1,5% para el 2015.

Se proyecta un déficit fiscal de $19 billones de pesos por año [4], así como un aumento en el nivel de deuda por la devaluación del peso (la deuda externa colombiana supera a febrero los 100 mil millones de dólares) e incremento del déficit de cuenta corriente, pasando -3.4% del PIB en 2013 a ser -5.5% del PIB en 2020.

Las proyecciones demuestran lo que múltiples economistas han planteado en los últimos años, fracasó el nefasto modelo promovido por las instituciones multilaterales, y los gobiernos de turno, que privilegia la extracción de materias primas, con bajo valor agregado, en desmedro de la producción agrícola e industrial que existía hasta hace unas décadas en Colombia.

Ataron la suerte del país a los niveles de ingreso de divisas, volviendo a Colombia altamente adicta a la inversión extranjera directa para mantener su crecimiento económico. Los bajos precios petroleros completan el ciclo de enfermedad holandesa [5], y en cuanto los capitales salen del país buscando mejores inversiones, nos quedamos sin el pan del agro y la industria, y sin el queso de la inversión minero-energética.

Para evitar la fuga de los capitales extranjeros, el Gobierno busca nuevos anzuelos que atraigan inversores. Desde los métodos no convencionales de explotación, como la fracturación hidráulica (prohibido en varios países consientes del peligro ambiental que representa), pasando por acelerar los procesos de expropiación y otorgamiento de licencias ambientales para aumentar, o al menos mantener, la explotación de recursos naturales, hasta la promoción del modelo de Alianzas Público Privadas para construir las vías de cuarta generación, proyectos con los cuales el Gobierno espera mantener el crecimiento económico a través del aumento del gasto por el lado de la oferta, y que solo serán llamativas a los privados en la medida que se les garantice los retornos de inversión, a los que Santos piensa responder con la venta de las empresas públicas ISAGEN y ECOPETROL.

Los próximos 4 años serán de vacas flacas, y el gran interrogante es ¿quién va a pagar la crisis? Mientras el PND 2014-2018 propone cargarla sobre las clases medias y bajas aumentando el IVA, los precios de la gasolina, los peajes y los parqueaderos, así como los anuncios presidenciales plantean despidos y recorte de gastos en entidades públicas, incluida la Universidad Nacional (orden de austeridad en 10% de su gasto), los sectores trabajadores del país comienzan a mostrar su inconformismo y a levantar voz de protesta por el modelo económico que profundizará el PND.

Diego Cortés Valencia/ @DiegoCortesV
Representante Estudiantil Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Colombia
LAS 2 ORILLAS

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *