Es sabido que el petróleo es una de las pocas variables que influye en la economía global sin excepciones, y que tiene un peso decisivo en prácticamente todos los aspectos de la misma.
Por ello, conviene no pasar por alto la figura de cambio de tendencia que, en los gráficos semanales, presentan los futuros del WTI, que se alejan de sus mínimos de 2009, que tocaron días atrás, y que podrían alcanzar los 65 dólares en no más de un mes y medio.
Los motivos para esperar un movimiento de esta naturaleza son válidos: junto con el fortalecimiento de la economía de Estados Unidos, que lógicamente demanda más petróleo en dicha circunstancia, la recuperación de Europa, que comienza lentamente a hacerse sentir a fuerza de los 60 mil millones de euros mensuales que coloca el Banco Central Europeo, causará un efecto similar.
A su vez, Arabia Saudita, líder en el mercado del “oro negro”, incrementó sus precios de venta. ¿Alcanzará para cambiar el fuerte tono bajista del petróleo, que se viene manifestando desde junio de 2014? No parece, en principio, suficiente.
Pero sin dudas, la llegada de su precio a 65 dólares nuevamente podría no solo generar una estabilización del mismo en esa zona, tal como lo pronosticaron varias empresas líderes del sector a principios de año, sino que tendría un efecto decisivo en los índices de inflación de las economías centrales, que últimamente han estado cerca de cero.
Esto no parece estar previsto en los libros por los bancos centrales, que emiten dinero y bajan tipos de interés con un sentido de la oportunidad que vaya uno a saber de donde sale. Pero cuando evalúa que Europa tardó 5 años en implementar un plan de estímulo que Estados Unidos y Reino Unido pusieron en marcha con un evidente éxito, cabe preguntarse si el mismo no llega totalmente a destiempo, y si a la larga no provocará un recalentamiento de la economía que lleve al BCE incluso a aumentar tipos de interés para combatir la misma inflación que hoy implora ver llegar y no llega.
Sin que al negocio del petróleo le sirva de mucho en términos de rentabilidad, los 65 dólares mencionados le daría alivio al sector, como también a economías fuertemente castigadas por la baja del mismo. Pero sí generaría un efecto difícil de evaluar apriori sobre quienes están colocando dinero en el circuito como si fuera gratis.
Distinto es el caso de Japón. Mientras Europa ya ha vivido distintos ciclos con el euro como moneda única, Japón no ha logrado sacar del estancamiento a su economía, y la baja del petróleo solo sirvió para generar más deflación. Todo ello, pese al esfuerzo del Banco Central local, que inyectas billones de yenes en la economía, e incluso devaluó al mismo casi por decreto a fines de octubre pasado.
Qué podemos esperar de un escenario en el cual el petróleo supere los 60 dólares? Un encarecimiento del euro, de la libra Esterlina, una cierta estabilidad del yen con tendencia al alza, y también una mirada más atenta de la Fed sobre sus tipos de interés. Estos, que se mantienen sin cambios desde fines de 2008, quedarían de este modo mientras no mejore la inflación, que aún está lejos del 2% de meta anual. Pero un alza del petróleo acercará estas cifras, y allí no le quedará más remedio que tomar medidas, habida cuenta de que la otra variable importante, la del empleo, da signos de fortaleza, aunque en marzo no haya sido el caso.
El escenario luce más que interesante para los próximos meses. El alza del petróleo podría cambiar esta suerte de equilibrio en que han ingresado las divisas, que parecen estar cómodas con un dólar muy caro, con un euro que no termina de corregir a la zona de 1,16 como parecía encaminarse hace pocos días, y con la libra muy lejos de su histórico precio de referencia de 1,60. Sin embargo, como se ve, no hace falta mucho para que estos precios se acerquen a la realidad.
¿Qué podría atentar contra una recuperación del crudo? El acuerdo entre los aliados e Irán, que le darán potencial de producción al país persa; aunque en verdad, la cuestión de la sobreoferta de petróleo, motivo “oficial” que explicó su baja desde mediados de 2014, se asemeja más a un simple eufemismo que esconde una enorme manipulación de su precio.
Fuente: Trader College