Hace unos años esa pregunta habría parecido absurda. Pero una combinación de fuerzas está poniendo presión sobre los hidrocarburos como nunca antes.
El precio del petróleo sigue manteniéndose obstinadamente bajo. Las energías renovables son cada vez más asequibles.
Además de eso, algunos administradores de fondos de inversiones están empezando a cuestionar el valor de sus participaciones en los hidrocarburos debido al aumento de la presión mundial para limitar el cambio climático reduciendo las emisiones de carbono.
Algunos observadores creen que la energía está acercándose a un momento de cambio.
PREGUNTAS INCÓMODAS
Gran parte de esa presión fue generada inicialmente por un hombre en una pequeña oficina en el centro de Londres. Un hombre con una pregunta.
Marcos Campanale, un ex gerente de inversiones del distrito financiero londinense, pensó: ¿qué cantidad de las reservas de petróleo y gas registradas en los libros de los gigantes de la energía del mundo pueden ser utilizadas en realidad en nuestros coches y nuestras estaciones generadoras de energía sin que los gobiernos incumplan sus promesas de limitar el cambio climático?
La investigación que encargó mostró que las empresas energéticas ya han encontrado más carbón, petróleo y gas de lo que podemos quemar si los políticos mantienen su promesa de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de dos grados centígrados.
El informe desató una profunda polémica. Académicos del University College de Londres refinaron los hallazgos y advirtieron que no podemos quemar el 80% de nuestro carbón, el 55% de nuestro gas y el 30% de nuestro petróleo, si queremos alcanzar los objetivos acordados sobre emisiones de carbono.
DESINVERSIÓN
Mientras tanto, el grupo de presión 350.org comenzó a instar a las organizaciones religiosas, fundaciones y fondos de pensiones para retirar fondos de empresas involucradas con los combustibles fósiles, argumentando que era moralmente cuestionable poner su dinero en los combustibles de carbono.
Hasta el momento, más de 220 instituciones han tomado la decisión de desinvertir.
Estos incluyen a los herederos de la fortuna de Standard Oil de los Rockefeller y la Junta de Síndicos de la Universidad de Stanford en California. Esta semana los estudiantes de Harvard están pidiendo a esa universidad a seguir su ejemplo.
Incluso el Banco de Inglaterra se ha unido a la refriega. Se está investigando si las reservas de combustibles fósiles podrían causar una “burbuja de carbono” que produzca inestabilidad en los mercados financieros.
GOTA EN EL OCÉANO
Hasta el momento, los que promueven esas acciones son una gota en el océano.
La gran mayoría de los administradores de fondos de inversiones todavía creen en las reservas de petróleo. Reconocen la existencia de los riesgos relacionados con el clima, pero creen que con la creciente demanda, especialmente en los países en desarrollo, el futuro del petróleo y el gas será color de rosa por décadas.
Un tercer grupo de inversionistas está tomando una estrategia diferente: mantienen su dinero en los inventarios de combustibles fósiles, pero plantean interrogantes incómodos en las juntas generales de las empresas.
Saker Nusseibeh, presidente ejecutivo de los gestores de fondos Hermes, es uno ellos. Me dijo que la preocupación en los círculos financieros sobre la relación entre cambio climático y combustibles fósiles es aún pequeña, pero creciente.
“Creo que hace 10 años se limitaba a los activistas ambientales”, dijo.
“El hecho de que la gente del común esté pensando en ello es nuevo. Y creo que es particularmente interesante y novedoso que las autoridades regulatorias estén pensando en que puede ser una fuente de riesgo para la industria financiera londinense”.
TRANSPARENCIA
Las firmas petroleras BP y Shell coincidieron en apoyar mociones de accionistas que exigen mayor transparencia sobre los riesgos que las políticas sobre el clima presentan para sus activos de combustibles fósiles. Pero ambas firmas aseguran que el futuro no va a cambiar drásticamente la situación actual.
En un comunicado, BP dijo: “La energía asequible, segura y sostenible es esencial para la prosperidad económica. Creemos que la demanda de energía crecerá en casi un 40%, impulsada por el mundo en desarrollo. Para satisfacer esta demanda será necesaria una mezcla diversa de fuentes de energía, incluyendo los combustibles fósiles”.
Shell está de acuerdo: “Shell ya ha ido incrementando la transparencia y la participación en las discusiones sobre emisiones y el cambio climático; necesitamos un debate equilibrado, pensamiento global, así como políticas y regulaciones efectivas de cara al futuro, que puedan resultar en más energía con menos carbono”.
Pero mientras la industria dice estar prestando atención a los interrogantes que se plantean, una fuente de la misma me dijo que los gigantes del petróleo simplemente no esperan que los gobiernos cumplan sus promesas de reducir las emisiones de carbono.
Ellos planean, la fuente me dijo, seguir buscando más combustibles con la expectativa de que esos hidrocarburos sean empleados.
PARA LA HISTORIA
Hasta ahora el precio del crédito y el valor de las acciones de las principales firmas de la industria petrolera también reflejan esa expectativa: que las empresas de energía podrán vender sus reservas en el futuro previsible.
Y los gerentes de las firmas petroleras son cada vez más explícitos, hablando en nombre de su industria. El presidente ejecutivo de Shell condenó recientemente a las que calificó de voces ingenuas que piden la rápida “descarbonización” de la economía global.
“Con un esfuerzo excepcional, hasta el 25% de la energía mundial podría provenir de fuentes renovables para el 2050″, dijo Ben van Beurden. “Pero las formas de energía no renovables tendrán que cubrir el resto.”
El ex embajador de cambio climático del Reino Unido John Ashton ha criticado esos comentarios.
Los gigantes del petróleo, dice, tendrán que elegir de qué lado de la historia están.
El Nacional