Que el dólar se acerque al euro y el petróleo roce los cuarenta dólares por barril preocupa a unos, alegra a otros y confunde a muchos. Las preguntas de algunos estudiantes me llevaron a revisar la evolución de ambas variables desde el 2007.
¿Será que la ‘regla de oro colombiana’ que menciona el periodista Camilo Vega (si el petróleo baja el dólar sube) es contundente? Para responder a esto, analicemos lo que dice la econometría y algunos de los mecanismos detrás de estos movimientos, incluyendo sus limitaciones.
Un estudio econométrico parece confirmar la regla en el 2008 y desde el 2014 hasta hoy. Para el 2007 y el 2013, esta regla pierde fuerza, apuntando a otros factores que influyen sobre los precios del dólar y del petróleo.
La correlación negativa entre ambos precios (uno sube mientras el otro baja) no implica que el bajo precio del petróleo sea la causa de la subida del dólar, pero sí indica que sus fluctuaciones están relacionadas. Sugiero ver ambos precios como consecuencias de otros factores más complejos. Para ver el tema más a fondo, miremos cuatro posibles razones que pueden explicar parte de la relación.
La primera es la interacción entre la economía mundial y la de EE.UU. Un dólar fuerte es el reflejo del repunte de la economía americana, que ya ha doblado su producción petrolera en un poco más de un quinquenio. En el 2008, cuando se vivía la situación contraria, Brad Setser, del Council on Foreign Relations, escribía que una economía mundial dinámica aumenta la demanda por el crudo, mientras que la debilidad de la economía americana se reflejaba en la devaluación del dólar. El caso opuesto sucede ahora: la desaceleración económica de Japón, China y Europa, que se acerca a la trampa de la liquidez keynesiana, flaquean frente al dinamismo de EE.UU. Esto conlleva un encarecimiento del dólar y a la vez a una leve desaceleración de la demanda por materias primas.
En resumen, la coyuntura mundial y la de EE.UU influencian los movimientos del dólar y del petróleo. Si la economía de EE.UU se fortalece, su divisa también. Como su producción energética ha aumentado, los precios de las materias primas como el petróleo fluctúan. Lo que sucede a la TRM, por lo tanto, es un reflejo de la coyuntura económica de EE.UU.
Entonces, ¿si baja uno sube el otro? No necesariamente. A finales de los 90s (recordemos las crisis de Asia y Rusia) tanto el dólar como el petróleo bajaron mientras EE.UU crecía a más de 4.4 %. Esta excepción sugiere pensar en otros factores.
La segunda razón se basa en poder sustituir una inversión en divisas por una en materias primas como el petróleo. Invertir en divisas aleja el riesgo de una caída en precios de materias primas y vice-versa. Ambas variables, divisas o petróleo, son entonces garantías para la inversión. En Colombia, una alta parte de la Inversión Extranjera Directa (IED) está ligada al sector energético. Entonces, estamos ante un problema de oferta y demanda. Si es más atractivo invertir en divisas, la demanda por activos en dólares aumenta, subiendo así el precio del dólar. La baja rentabilidad del petróleo disminuye su atracción y por ende su demanda, llevando su precio a la baja. En resumen, ambos precios dependen de la oferta y la demanda y aparecen entrelazados por significar posibilidades de inversión sustituibles.
Para entender este mecanismo, se puede uno poner en la situación del inversionista que quiere maximizar su inversión. Si decide invertir en divisas, aumenta la demanda del dólar y baja la del petróleo, afectando así los precios de ambos factores. En este caso, sí podríamos hablar de interdependencia entre el dólar y el petróleo, pero me permito insistir que esta interdependencia está ligada a la coyuntura general.
La tercera razón, algo debatible, es la tasa de interés. Si un banco central aumenta su tasa de interés considerablemente señala presiones inflacionarias que pueden motivar a inversionistas a alejarse del mercado cambiario. Si la inflación no preocupa en demasía a nadie, es raro que las inversiones se vuelquen sobre materias primas como el petróleo y que éste vuelva a subir. Mientras el banco central de EE.UU (FED) hora nubla sus intenciones, que probablemente llevarán a una lenta subida de la Federal Funds Rate a mediados del 2015, los inversionistas probablemente se inclinarán por las divisas, subiendo la demanda y por ende el precio del dólar. En resumen, ambos precios están sujetos a expectativas sobre la inflación y las tasas de interés, sobretodo en EE.UU.
La cuarta razón es geopolítica y psicológica. El petróleo puede aumentar por tensiones políticas que generan miedos en los inversionistas. Un ejemplo reciente es el anuncio de Arabia Saudita de bombardear Yemen. Luego del anuncio, el petróleo WTI subió más de 2 dólares. Al parecer, el miedo está relacionado con el daño que se puede causar a la ruta petrolera desde el Golfo de Adén. Esto no genera un ajuste inmediato en el precio del dólar, pero no se descarta un incremento en la demanda del dólar si los miedos persisten.
Con estos mecanismos vemos dos cosas. La primera es que hay complejidades que van más allá de aquello que el exministro Perry llama un “ajuste natural y automático de la economía” y la segunda que la regla de oro parece más bien ser de plata. Mientras se observa que el dólar sube y el petróleo baja, debemos olvidaros de la idea que uno siempre es causa del otro. Ambas fluctuaciones son la consecuencia de coyunturas más complejas mezcladas con expectativas dentro y fuera de Colombia. ¿Cómo se supone que debe reaccionar el emisor colombiano ante esta situación, si muchos mecanismos están fuera de control?
Coincido con otros analistas en que los esfuerzos deben ir encaminados a reducir la volatilidad y apoyar a las industrias que más sufren por estas fluctuaciones. Si la caída del petróleo no se refleja directamente en el precio de la gasolina, el gobierno puede optar por invertir en alivios a sectores afectados, como el de los transportadores. El emisor por su parte, puede reducir la volatilidad a través de operaciones de mercado abierto y coherencia en los cambios de la tasa de interés.
El dólar como divisa y el petróleo como materia prima son opciones de inversión que pueden afectarse mutuamente, pero esto dependerá de otros factores como la coyuntura general, las tasas de interés, expectativas sobre la inflación, la estructura de la IED de un país, y la geopolítica, entre otros.
Fuente: El Tiempo
ERICK BEHAR VILLEGAS
Profesor Universidad Externado de Colombia / CESA