La agencia de noticias Reuters publicó un cable en el cual aseguran que la estatal petrolera venezolana PDVSA compró 550 mil barriles de crudo provenientes de Estados Unidos. El cargamento descargado el 28 de enero partió de las costas estadounidenses del Golfo de México y arribó a Curazao en una terminal de PDVSA, según muestran los datos de rastreo de la agencia.
En la nota se agrega que el proveedor del cargamento fue Citgo Petroleum, aunque afirman que no queda claro quién fue el vendedor inicial del crudo.
De acuerdo con un análisis realizado por la periodista especializada en energía Marianna Párraga para Prodavinci y que puede leer haciendo click acá, existe una razón para que Venezuela compre petróleo, aun siendo un país productor. Párraga explica que Venezuela ha estado incrementando la producción de crudo extra pesado de la Faja del Orinoco, un petróleo que por su densidad necesita ser mezclado con algún tipo de diluyente “tanto para su transporte como para poder ser procesados en refinerías convencionales”.
De acuerdo con la periodista, la solución tradicional para esta situación había sido el procesamiento en unidades de mejoramiento, pero desde que se inauguró la última unidad de mejoramiento en el año 2000 no se planificó ninguna otra sino hasta 2010, cuando se licitaron nuevos proyectos que “apenas ahora están comenzando a producir”:
“Cualquier ahorro en los costos de importación que PDVSA pueda hacer incidiría positivamente en su posición financiera y en la del país. Además, mezclar los crudos extra pesados propios con crudo ligero importado daría como resultado unos blends de mejor calidad que los que hoy PDVSA está produciendo. Pero en estas circunstancias, y sin otra solución a la vista (porque los nuevos mejoradores no estarán listos a tiempo en 2016, como se planeó, y producir crudo ligero en Venezuela requeriría de mucho tiempo y un gran esfuerzo), resulta que firmar un contrato de suministro luce mas accesible para una PDVSA que lucha constantemente por lidiar con sus conocidos problemas de flujo de caja”
Párraga advierte que la industria petrolera venezolana necesita mucha inversión para que los proyectos de mantenimiento de los mejoradores existentes funcionen eficientemente. Además, considera oportuna la inversión de capital para una “verdadera modernización y mantenimiento del parque de refinación, que sigue trabajando a media capacidad tras la crisis de Amuay, sin poder producir suficientes derivados para el mercado interno”. Finalmente, la periodista explica que:
“Teniendo las mayores reservas de crudo del mundo, Venezuela ha hecho muy poco en la última década por desarrollarlas eficientemente. Se ha concentrado únicamente en asegurar la mayor captura de renta posible. Ese enfoque, aunado a la politización extrema de la industria (algo que le resta visión comercial a la empresa) está afectando seriamente el desempeño de los negocios del país”
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